-para ti sí, pero para mí no, estuve guardándote muchas stu –lo levanto de la camisa y lo azoto contra la mesa de centro tan fuerte que hizo que stu quebrara un florero con su peso
-ahora sí, cuídate y espero que no vuelvas a toparte en nuestras vidas –salió del departamento sin imaginarse que pronto sus palabras se harían realidad.
Salió del edificio y vio a John recargado en un carro pateando unas piedras que estaban junto a él, escucho que George salía del edificio así que rápidamente se aproximo a el
-¿Qué paso ahí adentro? –pregunto algo preocupado
-nada John, solo le dije unas cuantas cosas –dijo sin detenerse, mientras John lo seguía intentaba sacarle que cosas le había dicho a stu
-nada John, solo le dije lo que se merecía, lo puse en su lugar eso es todo –John se detuvo en seco
-¿acaso le pegaste? –pregunto
-pues, digamos que solo lo empuje, porque lo del golpe el me lo pidió
-¿le pegaste a stu? No lo pude creer –grito John
-cálmate John, el me dijo que le pegara así que lo hice como un favor –dijo George gracioso
-aparte, ¿no me digas que no se lo merecía? –John se quedo serio unos segundos y después comenzó a reírse
-stu será muy mi amigo, pero lo que hizo era como para que todos lo golpeáramos –dijo John entre risas.
Cuando llegaron yo me aproxime a ellos y pregunte por stu, John me dijo que estaba bien y que estaba intentando dejar de fumar, pero George me dijo que lo vio más delgado muy decaído y no solo en lo emocional, refiriéndose a lo nuestro, nunca me dijo que lo había golpeado y mucho menos que le había hecho creer a stu que él y yo éramos novios. A los dos días partimos rumbo a Liverpool de nuevo, pero yo seguía bastante inquieta, sentía una gran necesidad de ir a ver a stu aunque sea para ver como se encontraba de salud, me preocupaba bastante que varias personas que lo habían visto coincidieran en lo mismo, en que no lo veían bien de salud, así que eso me mataba.
Cuando llegamos de nuevo a Liverpool, los chicos siguieron tocando en la caverna, lugar en donde habían comenzado a tocar cuando los deportaron de Hamburgo, ellos se divertían bastante haciéndoles creer a las personas que eran alemanes, y en el escenario fingían hablar alemán, sobre todo John. Rápidamente comenzaron a ser más populares que antes, era increíble ver como grandes multitudes de personas iban a la caverna solo para ver a los Beatles tocar. Tiempo después un empresario de nombre Brian Epstein se ofrecería a ser su manager después de que varios chicos iban a su tienda de discos a preguntar insistentemente por un álbum de los Beatles, el pregunto a uno de los chicos que quienes eran y el chico le diría que tocaban en la caverna, lo cual hizo que de inmediato fuera a ese lugar, topándose con un gran grupo que le llamaría muchísimo la atención y que después de varias platicas con los chicos lograría ser su representante.
-Frida, está próxima la navidad, ¿no crees que ya es hora de ir a casa de tus padres? –me pregunto mimi, me entro un miedo inmenso cuando escuche eso
-no creo que sea lo mejor, sabe yo no termine bien con mis papas –dije cabizbaja
-créale, yo escuche todo –dijo Joan que no dejaba de comer galletas
-valla, pues siendo así no volveré a insistir, pero me gustaría que por lo menos pidieras perdón –se levanto del sofá y se dirigió a la cocina, sus palabras me habían hecho quedarme pensativa
-creo que mimi tiene razón Joan
-pues si no tienes miedo de enfrentar a tus padres adelante, de todas maneras puede que ya se hayan enterado de que estas aquí –yo me sobresalte
-¿Qué dices? No les abras dicho tu –dije molesta
-no Frida, pero estamos viviendo a 2 cuadras de tu casa, ¿no crees que ya alguien haya ido con el chisme? –yo me paralice ante aquella suposición que la verdad no se veía tan remota, así que me levante y tome mi abrigo y mi bufanda, estaba decidida a ir a casa de mis padres
-¿A dónde vas? –pregunto Joan sorprendida
-a enfrentarme a ellos antes de que mi miedo crezca mas –me acerque a la puerta y cuando estaba a punto de abrirla Joan me detuvo
-Frida no! Puede ser peligroso –me dijo preocupada, yo solté una carcajada ante la advertencia de Joan
-cálmate Joan, quizás estén enojadísimos con migo pero no me mataran, no creo que maten a una hija suya –dije entre risas
-no me refiero a eso Frida –me dijo seria
-¿entonces?
-¿Qué no has visto los periódicos? Pronostican una nevada –me dijo en tono sarcástico
-pero si voy aquí a dos cuadras, aparte ni siquiera esta cayendo nieve –me asome a la ventana para cerciorarme de que lo que decía era cierto
-pues entonces que nos agarre la tormenta a las dos –me dijo decidida y también tomando su abrigo y su bufanda, corrió a la cocina y le dijo a mimi a donde iríamos así que nos dio permiso de inmediato, pues ella siempre había querido que fuera a casa de mis padres para hacer las paces, y así fue salimos de la casa de los Smith, para llegar a mi casa, a la casa de los Berry. Al verla a lo lejos me entro mucho nervio, me detuve 2 casas antes de llegar, pero Joan me jalaría
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