domingo, 31 de julio de 2011

capitulo #123

-¿te refieres a tus dolores de cabeza? –pregunto John

-así es, cada día se intensifica el dolor y es mas a menudo –dijo con semblante preocupado

-¿pero que te dicen los doctores? –pregunto George

-lo mismo, estrés, por eso ya no he ido a ver otros doctores

-pues toma algo que te tranquilice –dijo John

-créeme que ya lo he hecho y nada –dijo preocupado

-pues ojala que pronto te recuperes –dijo George, stu se quedo unos segundos pensativo suspiro fuertemente y después hablo

-creo que estaré mas tranquilo cuando sepa algo de Frida –George lo miro con enojo

-no creo que te importe mucho ella –dijo George molesto

-claro que me importa George, como no tienes idea –dijo stu alterado

-tranquilos, no comiencen –dijo John

-John por favor déjanos solos, quisiera hablar con stu a solas –le dijo George decidido, así que John salió del departamento sin antes despedirse de stu, pues estaba seguro que no volvería a entrar

-stu, yo sé perfectamente todo lo que paso por qué Frida me lo conto –se acerco hasta el

-primero quiero que me digas ¿cómo esta ella? –pregunto preocupado

-bien, en lo que cabe no tienes ni la más remota idea de lo que ha sufrido y de el trabajo que le ha costado superar tu infidelidad, pues ella creía que en verdad la amabas y también yo, por eso no quise meterme entre ustedes –dijo George en tono más molesto

-la amo George, como no tienes idea –dijo cabizbajo

-no sigas con eso por favor stu, si la amaras nunca le hubieras ocasionado ese gran dolor

-es que no se qué diablos me paso

-yo si se lo que te paso, calentura de un momento –dijo aun más molesto

-tal vez si George, pero es que no se qué diablos me producía ver a Astrid

-¡también a John y no por eso se acostó con ella!

-soy un imbécil

-eres más que eso, no soporto ver a Frida así de mal por ti, me da impotencia de no poder ayudarla –stu lo miro fijamente y se puso de pie frente a el

-¿Frida y tu ya son novios? –dijo titubeante, George se quedo pensativo ante aquella pregunta

-por que de ser así, dejare a lado mis intenciones de ir a buscarla, se que con tigo será más feliz –concluyo stu con los ojos rasos de lagrimas, ante aquellas palabras a George no le quedo de otra más que decir que si eran novios, pues stu no la buscaría

-pues así es, Frida y yo tenemos una muy linda relación –stu al escuchar eso, se colapso en el sillón y soltó en llanto

-solo espero que tu si la sepas hacer feliz –dijo mientras cubría su rostro con sus manos

-no te pongas así stu que no te queda hacerte el dramático

-yo sé que me merezco mas sufrimiento, soy un idiota George –lo tomo por la camisa y recargo su cabeza en el pecho de George y comenzó a llorar como un bebe haciendo que George se sintiera un poco mal por el

-tranquilo stu, tienes que asumir tus errores

-George, golpéame –le pidió stu que comenzaba a limpiar sus lagrimas. George se sorprendió ante aquella petición

-¿estás loco? No hare semejante cosa

-me lo merezco, golpéame –insistió

-no stu, no lo hare –se negaba George

-desde que cometí aquella atrocidad nadie me ha puesto en mi lugar y quiero que tu lo hagas, eres el adecuado por ser el novio de Frida –George lo miro con incertidumbre

-confórmate con sentirte así –le dijo cortante –debo irme stu, creo que ya te dije todo lo que tenía que decirte –se dio media vuelta para salir del departamento pero antes de salir stu lo agredió verbalmente para lograr su cometido de que lo golpee

- ¿la nena no quiere maltratarse sus manitas? –nomas eso faltaba para que George se enfureciera, traía todo el coraje desde tiempo atrás cuando vio como besaba a Frida aquella noche en Liverpool sabiendo stu que él la amaba con todo su corazón, así que apretó los puños y se giro, propinándole un fuerte puñetazo en su pómulo izquierdo, haciendo que callera al suelo por la inercia del golpe

-gracias George, creo que me siento mejor –dijo stu entre quejidos

-pues si gustas te doy otro para que te sientas mucho mejor –dijo George molesto

-creo que con uno es suficiente

-para ti sí, pero para mí no, estuve guardándote muchas stu –lo levanto de la camisa y lo azoto contra la mesa de centro tan fuerte que hizo que stu quebrara un florero con su peso

-ahora sí, cuídate y espero que no vuelvas a toparte en nuestras vidas –salió del departamento sin imaginarse que pronto sus palabras se harían realidad.

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