John se dirigía a la parte trasera del escenario para buscar a George, mientras tanto Joan y Montse regresaban a la mesa, pero ahora las acompañarían Klaus y Astrid, algo incomodo para ellas en especial Joan
George tenía sus brazos rodeando mi cintura, yo tenía mis brazos sobre su pecho y sentía su respiración algo agitada
-nunca te lo he dicho personalmente y creo que este es el momento de decírtelo –me dijo George algo temeroso pero a la vez serio, yo estaba hecha un manojo de nervios, no podía pronunciar palabra alguna
-Frida yo… yo te… Frida yo te amo –dijo por fin, yo me quede en la misma posición
-George no sé qué decir –dije mirando a otro lado
-no me digas nada, yo se que tu no me quieres, aparte esta reciente lo de stu y pues… pero bueno quisiera que me dieras la oportunidad de acercarme más a ti no como un amigo sino como algo mas –me dijo tímidamente
-George es que no se… -me interrumpió
-no me digas nada ahora, solo quiero que sepas que te amo Frida, y no permitiré que te hagan daño porque es como si me lo hicieran a mi –sus palabras me hacían sentirme muy bien, no me incomodaban sino todo lo contrario, era perfecto solo faltaba lo más importante, que yo lo amara. Después de un momento de silencio se fue acercando poco a poco a mí, estaba segura que me besaría, cada vez sentía su respiración más cerca de la mía, cerré mis ojos, ya sentía el calor de sus labios pegar con los míos cuando de pronto John llego
-¡queridos! ¿Qué es lo que andan haciendo? –dijo asombrado de vernos a punto de besarnos
-¡maldito seas John, tenias que llegar! –dijo George alejándose de mi mas que furioso, lo cual me causo risa
-picaron quien te viera –dijo gracioso
-¡siempre tienes que ser tan oportuno! –contesto aun molesto
-no, Stuart es el rey de los oportunos –al escuchar eso me olvide de todo y camine hasta la puerta de la salida trasera
-perdónenme pero necesito salir de aquí –dije sin mirarlos
-espera Frida, no te vayas así –me dijo George que caminaba hacia mí, John rápidamente lo jalo
-a no, Ud. Tiene que ir a tocar ¿lo recuerda? –le dijo John, George solo lo miro algo desesperado pero al final accedió
-espero vete más tarde Frida –yo solo asentí con la cabeza y Salí de ahí, comencé a caminar unas cuadras, pero rápido regrese a la entrada principal del bar, ahí me senté en la banqueta y me puse a pensar que era lo que había sido de stu, sentía la necesidad de buscarlo pero a la vez me lo negaba pues ya no le encontraba sentido volver con él, estaba George que quizás podía pasar algo lindo con él, pero aun no lo amaba solo lo estimaba como hermano. Después de media hora la gente comenzó a salir del bar, me levante y comencé a sacudirme, en eso vi que salieron primero Joan y Montse, a Joan se le veía una cara de enojo me imaginaba que era por Astrid, detrás de ellas venían Klaus y Astrid, yo me gire por completo para darles la espalda, pero Montse gritaría mi nombre
-¡Frida! ¿Dónde estabas? –se acercaron hasta mi los cuatro, no me quedo otra más que volteas a verlos
-Frida que gusto verte de nuevo –me dijo Klaus que se aproximaba a abrazarme, yo le correspondí el saludo, en verdad que me alegraba verlo, el y yo habíamos pasado por la misma traición pero con la diferencia de que el si supo perdonar, tenia demasiada bondad en su ser, algo que apreciaba bastante de él.
-a mí también me da mucho gusto verte de nuevo Klaus –le dije algo sonriente, estábamos a punto de entablar una conversación cuando un grupo de chicos lo llamaron
-esperen, enseguida regreso –comenzó a caminar hacia los chicos y poco a poco se fueron retirando de nosotras, dejándonos a Montse, Joan, Astrid y a mí en un silencio bastante incomodo
-allá adentro no pude decirte nada porque me detenía por los Beatles, y aquí afuera por Klaus, pero ahora que estamos solas te puedo decir todo lo que te mereces –le dijo Joan a Astrid mas que enfurecida, eso a mí me dio mucho miedo, porque sabía que le haría algo
-Joan, yo… -Joan la interrumpió, no dejaba que hablara
-no tienes nada que decir, nada justifica lo que le hiciste a Frida –al escuchar mi nombre volteo a verme
-en ese caso con la que tengo que hablar es con ella ¿no? –dijo ya más molesta
-pues yo lo único que puedo decirte es que eres… eres una sinvergüenza, tú que te decías mi amiga, que me abriste las puertas de tu vida, y yo de la mía, deposite toda mi confianza en ti ¿y así me pagas? Mejor no me hubieras brindado tu amistad, estarás muy casada con Klaus pero eso no hará que se me disipe mi enojo, no tienes ni idea lo que sufrí por todo eso, Stuart y yo éramos felices, no tienes ni idea de lo mucho que nos amábamos, en Liverpool éramos uno solo, pero nunca creímos que una persona ajena a todo aquello nos iba a separar y menos tratándose de una “amiga”, tu nos ayudaste a salir adelante en este país, le diste trabajo a Joan, escuela a Montse, casa a su y a mí,
Cómo pudiste Astrid, ¡cómo pudiste!, te aprovechaste de nosotros –ante todo aquello Astrid solo miraba el piso en eso comenzó a llorar, cosa que a Joan le molesto bastante
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